La actividad inmobiliaria en España y Europa avanza hacia una nueva etapa marcada por la digitalización, los cambios en los modelos de trabajo y una demanda residencial que sigue creciendo con fuerza. A las puertas de la segunda mitad de 2025, el sector afronta retos complejos, pero también oportunidades sin precedentes para la inversión, la regeneración urbana y la compra de edificios en Madrid y otras ciudades clave. En este análisis, destacamos las principales tendencias que impactarán al Real Estate en
los próximos meses y qué claves conviene tener en cuenta para anticiparse.
Tecnología y digitalización: la nueva columna vertebral del Real Estate
La inteligencia artificial y la automatización están transformando la gestión de activos inmobiliarios y la forma en que los clientes interactúan con los inmuebles. Cada vez son más las plataformas que incorporan asistentes virtuales capaces de atender consultas
en tiempo real, simplificar procesos de compraventa y optimizar el seguimiento comercial.
En mercados como Portugal, el uso de IA ya ha permitido incrementar la facturación de grandes agencias por encima de los 100 millones de euros. En España, esta revolución digital empieza a consolidarse como un factor diferencial que impulsa la competitividad
y mejora la experiencia de usuarios e inversores.
Logística y retail: segmentos que no dejan de crecer
El comercio electrónico y la evolución de los hábitos de compra han convertido al sector logístico en uno de los más dinámicos. La demanda de naves y suelos estratégicos sigue aumentando cerca de los grandes núcleos urbanos, impulsando nuevas oportunidades de inversión y promoción.
Por su parte, el retail se adapta con espacios comerciales innovadores que priorizan la experiencia y la sostenibilidad. La transformación de locales y centros comerciales continuará marcando el paso durante 2025, ofreciendo margen para proyectos de
reposicionamiento y mejora del valor de los activos.
Oficinas: del modelo tradicional al entorno híbrido.
El auge del teletrabajo y la flexibilidad laboral han redefinido las prioridades de empresas y operadores. Hoy, la inversión inmobiliaria en Madrid y otras ciudades se orienta a oficinas que combinen entornos colaborativos, zonas flexibles y tecnología avanzada.
Durante 2024, la contratación de espacios de oficinas superó los 500.000 m² en la capital española, y todo apunta a que 2025 repetirá cifras similares. La adaptación de activos obsoletos y la creación de nuevos proyectos premium serán determinantes para mantener la demanda y el interés inversor.
Vivienda: presión sostenida en la oferta y el acceso.
Mientras tanto, el segmento residencial sigue siendo el gran protagonista del mercado inmobiliario. La falta de suelo disponible y la escasa oferta de obra nueva continúan tensionando los precios, con subidas de dos dígitos en los entornos urbanos más dinámicos.
Este desequilibrio dificulta el acceso a la vivienda de familias jóvenes y empuja la demanda hacia zonas periféricas. La solución pasa por acelerar el desarrollo urbanístico y facilitar la construcción de viviendas asequibles que ayuden a contener esta escalada.
Desarrollo de suelo: clave para un crecimiento equilibrado.
La ampliación de la oferta residencial está directamente ligada al desarrollo de grandes actuaciones urbanísticas. Madrid Nuevo Norte, Valdecarros o Los Berrocales son algunos de los proyectos más relevantes que añadirán más de 200.000 viviendas al
parque inmobiliario madrileño.
Estas iniciativas, apoyadas por la colaboración público-privada, son esenciales para responder a la demanda y potenciar un crecimiento más sostenible. Para los inversores y promotores, representan también una oportunidad de participar en proyectos
estratégicos de largo recorrido.
Servicing inmobiliario: gestión profesional ante la incertidumbre.
Los cambios normativos, como la nueva Ley del Servicing, y un entorno de alta volatilidad económica exigen de los operadores agilidad y experiencia en la comercialización de activos inmobiliarios y la gestión de deuda.
Las empresas de servicing desempeñan un papel fundamental en la recuperación de activos en desuso y su reintroducción en el mercado. En periodos de incertidumbre, contar con un partner especializado facilita operaciones complejas, maximiza el valor y
contribuye a equilibrar oferta y demanda en todos los segmentos.